TRANSFERENCIA DE PERONÉ VASCULARIZADO I

Las pérdidas de segmentos-trozos grandes de hueso pueden ocurrir por diferentes motivos; mas frecuentemente por la resección-extirpación de un tumor maligno, tras fracturas graves o infecciones (Figura 4A).

La ventaja de transferir un hueso vascularizado, es que se une con la misma velocidad del hueso normal, como lo haría una fractura (Fig 4B-C). Además su tamaño se adapta a las necesidades de la carga. Por ejemplo, un peroné vascularizado colocado en la tíbia aumentará de tamaño hasta poder soportar las cargas necesarias en la extremidad (Fig 1D).

Figura 4A. Paciente de 11 años con secuelas de tratamiento de un tumor maligno del cúbito del antebrazo izquierdo. Tras la extirpación del tumor, a los 8 años de edad, se colocó un peroné NO vascularizado que no se integró. Sufrió varias fracturas que se intentaron solucionar con el uso de placas y tornillos. Durante años precisó una ortesis para proteger el antebrazo. El cúbito presenta una no-unión o seudartrosis que no puede solucionarse con técnicas convencionales debido a no estar vascularizado. La mejor opción de reconstrucción es la microquirúrgica, trasplantando un peroné vascularizado para sustituir casi todo el cúbito y mantener los movimientos del codo y de rotación del antebrazo.
Figura 4B. El peroné vascularizado se ha unido con éxito y permitirá restablecer la función del antebrazo.

La transferencia del peroné vascularizado es la técnica más utilizada para reconstruir los defectos grandes de los huesos largos. Es la técnica ideal cuando la causa es una infección del hueso y los huesos largos de la extremidad superior. En la extremidad inferior, debido a las grandes cargas que soporta, es mejor combinar varias técnicas quirúrgicas . De lo contrario, el niño no podrá realizar carga normal durante meses y deberá usar muletas. Una opción no microquirúrgica ni biológica, es la sustitución del hueso por hueso de banco de tejidos (de donante humano cadáver) que es un hueso desvitalizado y preservado en congelador (Aloinjerto estructural criopreservado) (Fig 5A-C). Con esta técnica se consigue estabilidad rápida del hueso pero, al tener una baja tasa de integración en el organismo, presenta multiples complicaciones en el futuro.

Combinando ambos tratamientos obtenemos las ventajas de ambos: estabilidad (Aloinjerto) y capacidad biológica (colgajo óseo vascularizado) (Fig 6). Se denomina Técnica de Capanna.

Figura 5A. Segmento de fémur obtenido de donante cadáver y preservado por congelación (Aloinjerto estructural óseo). Su uso para suplir defectos de hueso permite una estabilidad inmediata pero al no integrarse en el organismo no alcanzará unas resistencias normales (el paciente deberá utilizar muletas o ortesis externas) y presentará múltiples complicaciones.
Figura 5B. Resonancia magnética mostrando un tumor maligno (Sarcoma de Ewing) del fémur. Al ser extirpado, tendremos que reconstruir el defecto óseo.
Figura 5C. Radiografía mostrando la sustitución de 18 centímetros de fémur extirpados debido a un sarcoma de Ewing por un aloinjerto estructural. El conjunto se estabiliza con un clavo endomedular.
Figura 6. En este osteosarcoma (tumor maligno de hueso) del fémur. Se han combinado dos técnicas tras l a extirpación de 20 cm fémur; aloinjerto estructural para dar estabilidad inicial hasta que el peroné vascularizado se integre y que aumente de tamaño. El conjunto se estabiliza con un una placa.