PULGAR CORTO O AUSENTE: HIPOPLASIA DE PULGAR

En la hipoplasia del pulgar éste no se desarrolla correctamente. La gravedad es variable, desde un pulgar de discreto menor tamaño a la ausencia completa del pulgar (Clasificación de Blauth). La hipoplasia del pulgar forma parte de las deficiencias radiales (como la manos zamba radial) y por tanto puede asociarse a síndromes (malformaciones de otros órganos) por lo que su bebé requiere valoración por el pediatra y genetista.

Se dice que el 50% de la función de la mano es gracias al pulgar . Es imperativo mejorar o reconstruir el pulgar para que el niño tenga una buena función de la mano. La cirugía se recomienda alrededor del año de edad, pues es el momento en que los niños inician la pinza del pulgar.

Cuando existe un pulgar suficientemente desarrollado podemos mejorarlo y hacer que funcione mejor mediante cirugía. Los problemas son: dificultad de hacer la pinza (menor movimiento por ausencia de músculos), inestabilidad (el pulgar se desvía hacia fuera por falta de ligamentos) y primera comisura poco ancha (espacio entre pulgar y dedo índice) (Figura 1). Mediante Z plastias en la primera comisura (cortes en la piel para agrandarla) y la transferencia de un tendón (pasar un tendón del dedo anular para poder mover el pulgar) podemos solventar estos problemas y conseguir una función excelente (Figura 2).

Figura 1: Mano con hipoplasia del pulgar. Observe que el pulgar es inestable y se puede desviar hacia fuera, no hay musculatura en el talón de la mano y la primera comisura es estrecha.
Figura 2: Una vez operada la mano, el pulgar es estable y puede realizar una pinza funcional.

Cuando no existe pulgar o está muy poco desarrollado utilizamos la técnica de la Pulgarización. Consiste en transformar el dedo índice en un pulgar. Podemos conseguir un nuevo pulgar con un funcionamiento excelente (Figura 3 y 4).

Figura 3. El Pulgar es muy hipoplásico, reconstruirlo no tiene sentido pues no funcionaría. Es preferible amputarlo y pulgarizar el dedo índice para tener una función de la mano normal.
Figura 4. Imagen de la mano previa, en quirófano justo después de la pulgarización